Hace unos días tuvimos la oportunidad de compartir una sesión muy especial con Lola Raigón, experta en agricultura ecológica, investigadora y divulgadora científica.
El título ya prometía: “Alimentación ecológica: calidad, salud y gastronomía”.
Y lo cierto es que no defraudó. Escucharla hablar con tanta pasión y claridad sobre el vínculo entre lo que cultivamos y lo que ponemos en el plato fue, además de inspirador, profundamente revelador.
Y es que los colores intensos y variados que encontramos en las frutas y verduras no son solo un deleite visual: son una señal directa de su riqueza nutricional. Como explica Lola en su libro Manual de nutrición ecológica. De la molécula al plato, el color de un alimento está estrechamente vinculado con su contenido en compuestos bioactivos esenciales para nuestra salud.
Los colores que nutren
Cada tonalidad está asociada con determinados nutrientes y beneficios:
🟣 Morados y azules (berenjenas, moras, col lombarda): ricos en antocianinas, potentes antioxidantes que protegen el sistema cardiovascular y el envejecimiento celular.
🔶 Naranjas y amarillos (zanahorias, calabaza, albaricoques): fuente de betacarotenos, precursores de la vitamina A, beneficiosos para la vista y la piel.
🟩 Verdes intensos (espinacas, brócoli, rúcula): aportan clorofila, ácido fólico, luteína y minerales esenciales como el magnesio y el calcio.
🔴 Rojos (tomates, fresas, pimientos): contienen licopeno y flavonoides que fortalecen el sistema inmune y ayudan a prevenir ciertos tipos de cáncer.
Además, según Raigón, los productos ecológicos presentan, de media, una mayor concentración de estos compuestos, como resultado de prácticas agrícolas que respetan el ritmo natural de crecimiento de los cultivos y la vida del suelo.
Alimentación ecológica y salud preventiva
Una dieta rica en frutas y verduras de todos los colores, especialmente si provienen de producción ecológica, contribuye a:
- Reducir procesos inflamatorios crónicos.
- Estimular las defensas naturales.
- Proteger frente a enfermedades degenerativas.
- Favorecer el equilibrio intestinal y metabólico.
En sus estudios, Lola Raigón señala que las frutas y hortalizas ecológicas tienen menos agua y más materia seca, lo que se traduce en una mayor densidad nutricional. Además, al estar libres de residuos de pesticidas y fertilizantes sintéticos, ofrecen una garantía añadida para nuestra salud y la del medio ambiente.
De la diversidad en el campo a la diversidad en el plato
Por tanto, la biodiversidad vegetal no solo es clave para los ecosistemas agrícolas, sino también para nuestra dieta. Apostar por una alimentación colorida y ecológica no es una moda: es una estrategia inteligente para cuidar nuestra salud, apoyar prácticas agrícolas sostenibles y disfrutar de alimentos más sabrosos y nutritivos.